martes, 14 de junio de 2011

desarrolllo

Una vez que existe la certeza de que hay calentamiento, los científicos pasan al espinoso tema de atribuir las causas. El problema es que hacer una atribución directa, al 100%, es científicamente imposible. Igual que es imposible decir que un cáncer de pulmón de un fumador se debe al tabaco, es imposible decir al 100% que una ola de calor se debe a la acción del hombre. Por eso, el IPCC apuesta por atribuciones como “muy probable» (que quiere decir que la atribución es superior al 90%), “probable” (más del 66%) o "tan probable como no" (33%-66%).
Y la principal causa son los gases de efecto invernadero: sobre todo dióxido de carbono, pero también metano y óxidos de nitrógeno, que se producen al quemar carbón, petróleo o gas. Es decir al arrancar un coche o encender la luz. Estos gases se acumulan durante siglos en la atmósfera. Aunque dejan pasar la radiación solar hacia la Tierra, frenan la salida del calor que emite la superficie terrestre. Así calientan el planeta. A este efecto hay que restar el de las partículas. Estas también procedentes de fábricas y coches, frenan la llegada de la radiación solar al planeta y lo enfrían. Teniendo en cuenta todos los factores que inciden en el balance energético, denominados forzamientos, predomina el calentamiento de los gases de efecto invernadero.
Además de saber lo que ha pasado y por qué, el informe dedica un apartado a saber qué pasará. Se apunta que parte del calentamiento ya no puede ser evitado y que “los efectos durarán siglos, según fuentes conocedoras. Hay ya tantos gases de efecto invernadero y tantos en camino que hay una parte del calentamiento inevitable. Aunque ahora mismo se consiguiese estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero algo que supondría reducir drásticamente la actividad mundial debido a la inercia con la que responde el sistema climático, el aumento de la temperatura y del nivel del mar seguirá durante más de 100 años y para 2100 la temperatura aumentará 0,5 grados incluso estabilizando la concentración de dióxido de carbono. “Estabilizar los forzamientos radiactivos es un prerrequisito para estabilizar el clima. Los cambios en el nivel del mar circulación oceánica y casquetes polares continuarán durante siglos o más”, al menos así se le considera.

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